El oro ha ganado cuanta batalla se le presente, en la última década ha dejado en ridículo a los principales índices, divisas, bonos e incluso otros commodities, el precioso metal a hecho algo más que quintuplicar su valor para aquellos que entraron largos en 2001 a solo 255, hoy en día ha llegado a marcar niveles históricos en US$1,576 por onza algo así como un rendimiento bruto del 620%, eso si dejaron la posición abierta pero mas de alguno de seguro ha surfeado toda esta tendencia y ha hecho rendimientos descomunales.
Cuando existe el riesgo de una virtual recesión los inversores temen por el valor de sus depósitos o ahorros bancarios y el oro opera como refugio, hasta los bancos centrales, organismos internacionales y grandes inversores lo atesoran. La demanda global de lingotes y monedas de oro superó el nivel que tuvo tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Y como es sabido que la volatilidad continuará en los siguientes meses debido a los problemas de déficit fiscales de los países periféricos en Europa y los propios Estados Unidos, el pronóstico es que la demanda de los metales preciosos siga en alza, por lo tanto, su cotización también.
La incertidumbre que provoca la crisis desde 2007 explica en gran medida la nueva fiebre del oro que registra el mundo en los recientes años, echemos un vistazo: en 2005 el precio de la onza troy estaba en su nivel promedio de US$400, a comienzos de 2007 pasó a US$600 y en diciembre de 2009 alcanzó los US$1.226. En otras palabras, el inversor audaz que olfateó la crisis y vendió sus activos especulativos antes del derrumbe para comprar oro, no sólo protegió su fortuna, sino que en 36 meses duplicó su patrimonio. En la vida real eso fue precisamente lo que hizo John Paulson, conocido en Wall Street como el inversor que se enriquece con las crisis. Después de haber especulado con los créditos subprimes y con los famosos CDSs fue lo bastante astuto para desprenderse de esos activos tóxicos justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, ese oportuno movimiento le dejó un beneficio de US20.000 millones para su fondo de cobertura y US$5,000 millones, para pasear o irse al cine, en su cuenta personal, hubo quienes invirtieron también previendo una debacle financiera pero no fueron lo suficientemente puntuales al bajarse del tren en la estación adecuada, (me incluyo en ellos).
Cuando existe el riesgo de una virtual recesión los inversores temen por el valor de sus depósitos o ahorros bancarios y el oro opera como refugio, hasta los bancos centrales, organismos internacionales y grandes inversores lo atesoran. La demanda global de lingotes y monedas de oro superó el nivel que tuvo tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Y como es sabido que la volatilidad continuará en los siguientes meses debido a los problemas de déficit fiscales de los países periféricos en Europa y los propios Estados Unidos, el pronóstico es que la demanda de los metales preciosos siga en alza, por lo tanto, su cotización también.
La incertidumbre que provoca la crisis desde 2007 explica en gran medida la nueva fiebre del oro que registra el mundo en los recientes años, echemos un vistazo: en 2005 el precio de la onza troy estaba en su nivel promedio de US$400, a comienzos de 2007 pasó a US$600 y en diciembre de 2009 alcanzó los US$1.226. En otras palabras, el inversor audaz que olfateó la crisis y vendió sus activos especulativos antes del derrumbe para comprar oro, no sólo protegió su fortuna, sino que en 36 meses duplicó su patrimonio. En la vida real eso fue precisamente lo que hizo John Paulson, conocido en Wall Street como el inversor que se enriquece con las crisis. Después de haber especulado con los créditos subprimes y con los famosos CDSs fue lo bastante astuto para desprenderse de esos activos tóxicos justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, ese oportuno movimiento le dejó un beneficio de US20.000 millones para su fondo de cobertura y US$5,000 millones, para pasear o irse al cine, en su cuenta personal, hubo quienes invirtieron también previendo una debacle financiera pero no fueron lo suficientemente puntuales al bajarse del tren en la estación adecuada, (me incluyo en ellos).
Vemos en el gráfico mensual la fuerte tendencia alcista desatada en la última década, sin duda el oro ha cumplido su papel de activo refugio al superar con creces a la inflación, el oro sigue siendo el rey ante cualquier situación de incertidumbre y lo seguirá siendo por ello los gobiernos, los bancos centrales y la banca de inversión hacen hasta lo indecible por acumular la mayor cantidad de lingotes que puedan, debido a los altos déficits que tarde o temprano derrumbarán nuevamente la economía global. Si actualmente eres poseedor de oro físico no lo vendas por nada del mundo, aunque seguramente tendrá bruscas correcciones en su valor para asustar al inversor de a pie, a largo plazo es el único activo que nos conviene mantener como póliza de seguro.
Buen trading a todos.
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